Alimenta tu microbiota con el almidón resistente

¿Has oído hablar de la microbiota? Podemos definirla como la comunidad de microorganismos que viven en el tracto gastrointestinal de los mamíferos y que nos ayudan en el mantenimiento de nuestro bienestar y equilibrio digestivo.

Una microbiota equilibrada facilita la digestión de los alimentos, así como su transformación en energía y la eliminación de los excesos. Una microbiota sana y equilibrada refuerza la barrera intestinal regulando la entrada de moléculas y organismos en nuestro cuerpo.

¿Por qué es tan importante la microbiota?

Estas bacterias, presentes en el tubo digestivo, se localizan mayoritariamente en el colon, donde hay entre 400 y 1500 especies. Nos ayudan a:

  • Regular la respuesta inmunitaria del organismo.
  • Favorecer la producción de vitaminas
  • Regular el metabolismo lípido.
  • Regular la inflamación intestinal.

¿Cómo recuperar el equilibrio intestinal?

La microbiota, en parte, depende de la dieta y de los estilos de vida. Nuestra opción es elegir correctamente y así equilibrar el intestino a favor de las bacterias beneficiosas y optimizar el sistema inmune.

Para logar una microbiota equilibrada se recomienda un aumento en el consumo de fibra mediante la ingesta de setas, frutas, semillas, vegetales y cereales integrales. Con ello lograrás mejorar tu tránsito intestinal, optimizarás la absorción de minerales, regularás tu sistema inmunitario, equilibrarás el apetito y regularás tus niveles de glucosa y lípidos.

microbiota | HCMN

El almidón resistente es un tipo de almidón que no se digiere completamente por el organismo. Por lo que, actúa de manera similar a la fibra, alimentando las bacterias intestinales. Una vez consumido, el almidón resistente demanda un gran trabajo digestivo a nuestro cuerpo y alimenta las bacterias intestinales fomentando la evacuación, así como la proliferación de flora colónica que beneficia al organismo.

Utilizar el almidón resistente para alimentar la microbiota

Cuando comemos el almidón convencional de las legumbres, cereales o tubérculos, las enzimas digestivas rompen las cadenas de almidón y liberan moléculas de glucosa. Estas son absorbidas rápidamente en el intestino y usadas por el organismo para generar energía o almacenarla en forma de glucógeno. Sin embargo, el almidón resistente es un tipo de fibra no soluble, pero si fermentable que no se absorbe en el intestino delgado en forma de glucosa. Pasa directamente al intestino grueso, donde reside nuestra flora intestinal. Y allí se convierte en alimento de bacterias que producen sustancias muy beneficiosas para el organismo.

Este tipo de almidón se puede lograr con determinados métodos de cocción, así como de forma natural en algunos alimentos.

Para conseguir el almidón resistente no bastará con cocinar el alimento y dejarlo enfriar. Es necesario que, una vez cocido, permanezca un mínimo de 24 horas en la nevera a unos 4 o 5ºC. A la hora de consumir el alimento, se puede calentar ligeramente y consumirlo templado.

microbiota | HCMN

Cocina unas patatas al dente para dejarlas enfriar después. De esta manera obtendrás un almidón resistente a la digestión.

De igual manera, en las legumbres, en el plátano verde y en las semillas o granos enteros, también podrás encontrar almidón resistente de manera natural.

¿Cuidas tu alimentación e incorporas almidón resistente para cuidar de tu microbiota? ¡Cuéntanos cómo!