Todo en exceso es perjudicial y todo en su justa medida puede ser beneficioso. Esta frase tan manida se cumple, sin duda alguna, cuando hablamos de la cerveza. Bebida con moderación puede ser, además de un placer para mucho, muy buena para nuestra salud.
Además y antes incluso de entrar en materia, recordemos que las bebidas fermentadas, como la cerveza, el vino, el cava o la sidra son una gran fuente de minerales, vitaminas y antioxidantes naturales.
Beneficios que nos aporta la cerveza
La cerveza es una de las bebidas alcohólicas que menos calorías y mayor cantidad de nutrientes tiene. Contiene vitaminas del grupo B, minerales como el potasio, el selenio o el magnesio y es baja en hidratos. Consumida a diario, en su justa medida, propicia el aumento del colesterol bueno, ejerciendo a su vez en nuestro organismo un efecto protector del corazón al ayudar a reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, entre otras dolencias.
Mitos sobre la cerveza
Aunque tiene menos calorías que la mayoría de las bebidas alcohólicas, no nos ayuda a perder peso. La realidad es que el alcohol tiene calorías, evita la quema de grasas e incrementa el hambre. La tan nombrada “barriga cervecera” también es un falso mito. La cerveza en sí misma no nos provoca barriga, es el exceso de calorías del total de nuestra dieta quien lo hace. Una labor a la que, evidentemente, contribuye la cerveza.
Otro mito muy popular es que es un buen hidratante después del ejercicio físico por su aporte de agua, potasio e hidratos de carbono. Este aspecto es igualmente falso, ya que después del entrenamiento debemos hidratarnos adecuadamente con agua o bebidas isotónicas. Se suele incentivar el consumo de cerveza por encima del de otras bebidas alcohólicas por su aporte nutricional, pero no debemos olvidar que lleva alcohol y su consumo debe ser moderado.
Precauciones en el consumo de cerveza
Su consumo es una opción personal y responsable, que se debe restringir por completo en determinadas circunstancias como durante el embarazo, la lactancia, la infancia o si vamos a conducir. Si no queremos consumir alcohol pero no podemos resistirnos a una cerveza fresquita, podemos tomarla sin alcohol. De este modo, seguiremos disfrutando de ella y sus propiedades sin peligro y con un menor o ningún aporte calórico y alcohólico.
En cualquier caso, la cantidad diaria consumida no debería sobrepasar las tres cervezas para los hombres y una o dos para las mujeres. No podemos olvidar que el consumo excesivo de alcohol incrementa el riesgo de padecer enfermedades y de sufrir accidentes.