Quien no sabe disfrutar de un buen vino, no sabe vivir. El placer que sientes al sentarte a tomar esa copa de vino es comparable al que provoca un masaje relajante, una siesta con el sonido del mar de fondo o saber que en pocas horas estarás de vacaciones… Pero, ¿vino tinto o blanco? ¡Descubre las diferencias y beneficios de ambos!
Que tomar una copita de vino al día es beneficioso para nuestra salud, lo sabemos todos. Eso sí, no es una buena idea beber alcohol si vamos a coger el coche o la moto. Y lo mismo sucede con otras bebidas alcohólicas de origen vegetal como la cerveza o la sidra. Teniendo en cuenta este pequeño detalle, os animamos a saber más sobre la elaboración, propiedades y sabores del vino tinto y el blanco antes de decir con cuál os quedáis.
El vino tinto y los taninos
La primera característica que diferencia los tintos de los blancos es su color. El color del vino tinto se debe a que los hollejos y las semillas forman parte del contenido que macerará durante un tiempo más o menos largo. Además, la temperatura que alcanza durante su elaboración es más alta que en el caso de los blancos, alrededor de 25 grados centígrados y hasta 30 grados si es vino de crianza. Estos son los motivos por los que la presencia de los famosos taninos es tan alta en el vino tinto. De este modo se consigue, si están maduros, esa particular textura, su sabor intenso y mayor longevidad.
Efectivamente, el vino tinto y sus taninos nos ofrecen grandes beneficios para nuestra salud (siempre que bebamos con moderación): reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares, tiene efectos antioxidantes y antinflamatorios, y además, son más fáciles de digerir ya que son menos ácidos.
El vino blanco y sus desconocidas cualidades
El proceso de elaboración del vino blanco es algo distinto al del vino tinto. Para empezar, se utilizan uvas blancas que se recogen con un punto de maduración más temprano que las negras y son despellejadas y separadas de sus semillas antes de ponerlas a macerar. No necesitan mucho tiempo de maceración y se elaboran a una temperatura inferior a la de los vinos tintos, alrededor de unos 18 grados centígrados. Para fabricar estos caldos no es necesario que los taninos estén maduros, y esto les confiere una textura áspera a la vez que un mayor grado de acidez.
La ventaja más conocida que tienen los vinos blancos secos sobre los tintos, es su bajo contenido calórico. En los vinos blancos elaborados en barrica podemos encontrar el cuerpo y los aromas típicos de los tintos: madera, canela, vainilla…
Y ahora que sabéis algo más sobre sus diferencias, ¿con cuál os quedáis, con el vino tinto o blanco? Aunque quizá no sea necesario quedarse solo con uno… ¡depende del momento y del maridaje! Tanto gustan, que se dedican al vino fiestas populares, como la Batalla del vino en Haro, La Rioja, y, además, Pablo Neruda le compuso una oda.