
¿Quieres viajar a la época de la Belle Époque? Solo tienes que acercarte a Santander a disfrutar de sus ‘Baños de Ola’. Durante unos días, la ciudad recrea los veraneos regios de mediados del siglo XIX, cuando la aristocracia y la alta burguesía pusieron de moda los terapéuticos baños de mar y casetas para ponerse el traje de baño. Espectáculos, regatas, fallas, música, mar… ¿No es un plan ideal?
Un poco de historia
A mediados del siglo XIX se importó desde Inglaterra y Francia a las playas de España la moda de tomar baños de mar. El interés de la época en disfrutar del mar era meramente terapéutico. Convirtiéndose así, Santander, junto con Biarritz, Cannes o Niza, en el destino turístico preferido de la clase alta del momento. El primer anuncio para promocionar el centro social en que se había convertido la playa de El Sardinero y el balneario natural para tomar baños de olas se publicó el 17 de julio de 1847 en La Gaceta de Madrid.
Los Baños de Ola en la actualidad
En las cercanías del Casino y en los Jardines del Piquío se recrea los años en los que la aristocracia veraneaba en Santander y disfrutaba de los placeres y beneficios que ofrece el mar. Estas fiestas giran alrededor de la Belle Époque, la gente se viste con la moda del siglo XIX, por las calles y jardines se ofrecen espectáculos de teatro, danza y música, hay un concurso de trajes de época. Pero también podrás disfrutar de una regata, un espectáculo de hípica o acudir al mercado marinero o a las casetas de los Jardines del Piquío.
En estas fiestas no se olvidan de los niños, se realizan concursos de pintura, se les peina y maquilla con la moda de aquel momento histórico, pueden hacer distintos talleres, se les enseña los juegos de nuestros abuelos (peonza, chapas, canicas, palas, tabas…), se prepara una gymkhana, manualidades marinas…
Los Baños de Ola, que no tienen nada que envidiar a la Semana Grande de San Sebastián, Bilbao o Vitoria, se cierran con la quema de una gran falla en los Jardines del Piquío. Los foráneos y visitantes de Santander reviven durante estos días el ambiente veraniego propio del siglo XIX, se sienten trasladados a la Belle Époque.
Me encanta recuperar la memoria
Me se la historia
Que pena perdérselo…. visité Santander el mes pasado. Maravillosa ciudad.
No pasa nada. Ya tienes una ‘excusa’ para volver el año que viene. 😉
Gracias por tu comentario.
Un saludo.