Batalla del vino en Haro, una fiesta diferente

batalla del vino

Que La Rioja es cuna de algunos de los mejores vinos de España y del mundo entero no es ninguna novedad. Hablar de la localidad de Haro como cuna de algunas de las bodegas productoras de los mejores caldos tampoco resultará sorprendente. Lo que posiblemente sí que llame la atención a más de uno es que cada año, tal día como hoy, esta ciudad de la Rioja Alta da cabida a la mejor de las guerras: la Batalla del Vino. Así que, con el calor que empieza a hacer en este recién estrenado verano ¿Quién no se alistaría?

Si Buñol tiene su ‘Tomatina’, ¿cómo iba a ser posible que la conocida como ‘Capital del Rioja’ celebrase su particular batalla con otro producto que no fuesen los magníficos vinos que da la tierra? Aunque se desconoce con exactitud el inicio de la celebración de la Batalla del Vino, en 1710 comenzó a construirse la primera ermita en los Riscos de Bilibio, lugar en el que tiene lugar tan refrescante lucha, y que debe su nombre a San Felices de Bilibio, maestro de San Millán entre los siglos V y VI y patrón de Haro.

batalla del vino

Desde entonces, cada 29 de junio se celebra una romería en dirección a la ermita dedicada al santo que, en algún momento, derivó en una divertida jarana de la que hay testimonios documentados fechados en 1898. Con los años, el arrojo del vino fue ganando popularidad hasta recibir por primera vez la denominación de Batalla del Vino en una crónica del diario ‘La Rioja’ de 1949. Pero no fue hasta muchos años después exactamente en 2011, cuando fue reconocida con el título de Fiesta de Interés Turístico Nacional.

Batalla del Vino: ¿en qué consiste?

Algo antes de las siete de la mañana los participantes, vestidos de blanco inmaculado y con los tradicionales pañuelos rojos de las fiestas al cuello, recorren los seis kilómetros que separan Haro de los Riscos de Bilibio. Allí y una vez finalizada la parte religiosa de la celebración, se empieza a arrojar vino usando botas, botellas, calderos, pistolas de agua, sulfatadoras o cualquier recipiente que sirva a los ‘contendientes’ para albergar el vino.

Una vez finalizadas las ‘municiones’ y cuando la ropa de unos y otros se encuentra ya teñida del inconfundible color del vino tinto, se almuerzan los típicos caracoles y se emprende la vuelta a Haro para llegar a mediodía hasta la plaza de la Paz, donde darán ‘las vueltas’ como colofón a un magnífico día ‘bélico-festivo’.

Fuentes: Wikipedia, Spain.info, Haro Turismo y Tradiciones y Fiestas.

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