El boniato es el gran desconocido de los tubérculos en nuestro país. Sin embargo, a los niños les conquista en cuanto lo prueban. Nos aporta tantos beneficios como la patata y se puede utilizar en un sinfín de platos dulces y salados. ¡Te invitamos a descubrirlo!
Se trata de un tubérculo alargado de unos 15 o 20 cm. Su ruda piel es marrón y su carne anaranjada tiene un sabor dulce y una textura arenosa al cocinarlo. Se cultiva en muchos lugares por todo el mundo: América del Sur y Central, Oceanía, Indonesia y sur de Asia, etc. Probablemente, como tantos otros alimentos, llegó a España desde América del Sur.
¿Qué nos aporta el boniato?
Principalmente contiene agua, un 77 %. Además, tiene carbohidratos, fibra, proteínas y apenas nada de grasa. Como todas las frutas y verduras de color naranja, es rico en betacarotenos. Ayuda a aumentar los niveles de vitamina A. También tiene vitaminas C, E y las del grupo B. En cuanto a los minerales, nos ofrece gran cantidad de potasio, además de calcio, magnesio y zinc.
Al igual que la patata, tiene alto contenido de almidón. Este se divide en tres tipos en función de su comportamiento en el sistema digestivo:
- Almidón de digestión rápida (80%), se descompone rápido y se absorbe.
- Almidón de digestión lenta (9%), se descompone lentamente provocando un menor aumento de los niveles de azúcar en la sangre.
- Almidón resistente (12%), actúa como la fibra, alimentando las bacterias intestinales buenas.
El boniato en la cocina
Por el particular sabor del boniato se utiliza tanto para elaborar platos salados como en repostería. ¡Te damos algunas ideas para introducirlo en tu cocina!
- ¿Quieres sorprender con una tortilla de patatas diferente? Hazla como siempre la haces, pero, sustituyendo la mitad de las patatas por boniatos. Te quedará una tortilla colorida y con un sabor muy sorprendente que conquistará incluso a los más puristas.
- Crema de boniato. Al igual que elaboras una crema de calabacín o de calabaza, puedes cocinar una de boniato. Nuestro consejo es que no le añadas zanahorias porque también son dulces. Las hortalizas con las que puedes acompañar al boniato para que te quede una crema sabrosa son puerros o patatas. Si le añades un chorro de zumo de naranja, le darás un toque muy singular a tu crema.
- Chips o fingers de boniato. Puedes prepararlos como guarnición en forma de chips (fritos o al horno) o bien cortándolos como haces para las patatas fritas y friéndolos en abundante aceite caliente.
- Guarnición de boniatos para carnes. Elabora una guarnición con boniatos, guisantes y patatas y te servirá para acompañar cualquier carne guisada, albóndigas o, incluso, añádelo a la menestra de verduras.
- Bombas de boniato. En cada lugar se llaman de un modo, pero, seguro que has comido alguna vez esas grandes bolas fritas de patata rellenas de carne picada con tomate. Puedes sorprender a tus invitados haciéndolas de boniato en lugar de patata. ¡Esto sí que son auténticas bombas!
- Boniato al horno. Hay varias posibilidades para cocinarlo al horno. Puedes asarlo entero envuelto en papel de aluminio y después servirlo abierto con un chorro de aceite de oliva virgen extra, un poco de orégano y un toque de pimienta. También puedes trocearlo en dados y que sirva para acompañar cualquier plato asado.
- Bizcocho de boniato. ¿Te gusta el pastel de zanahoria? Pues atrévete a hacerlo con boniato, ¡no te vas a creer cuánto mejora la receta!
¡Anímate a probar los boniatos y cuéntanos qué recetas has elegido!