El caqui, la fruta más cuqui del invierno

El caqui es, probablemente, la fruta más desconocida de la temporada. ¿Sabías que una de sus cualidades más preciadas es su alto poder antioxidante? Es capaz de combatir a los radicales libres que son los culpables de multitud de enfermedades degenerativas como la pérdida de visión, el cáncer, el Parkinson o el envejecimiento prematuro, entre otras. Pero esta es solo una de sus muchas cualidades.

El origen del caqui

Su origen es asiático, al igual que el del kiwi, la mandarina o el alquejenje. En China y Japón se cultiva desde el siglo VII, alrededor del XIX se comenzó a cultivar en EE. UU., pero no fue hasta 1870 cuando llegó a España. En la actualidad, los principales productores de caquis a nivel mundial son China, Brasil y Japón. En España se produce, aunque a menor escala, en la Comunidad Valenciana y en las riberas de los ríos Júcar y Segura.

A los amantes de la cultura y gastronomía japonesa, que nos consta que sois muchos, os hará gracia saber que, según una leyenda japonesa, la planta del caqui nació de la grieta que provocó la caída de un gigante cuando fue derrotado por un samurái.

Existen, principalmente, tres variedades según su procedencia: china, japonesa o americana. La variedad más extendida del caqui, también conocido como Kaki, manacaqui o palosanto, es la procedente de China. Esta fruta tiene la piel lisa, brillante y de color anaranjado. Su pulpa es naranja, jugosa y áspera. Su tamaño es similar al del melocotón. Tiene un sabor muy dulce y se suele comer en crudo, aunque también podemos utilizarlo para elaborar postres o mermeladas.

Propiedades del caqui

Posee múltiples vitaminas como, por ejemplo, beta caroteno, provitamina A, C, y en cantidad menos importante, E, B1, B2 y B3. También contiene minerales como el potasio, en mayor proporción que el resto, seguido de calcio, fósforo, hierro y sodio. El efecto antioxidante del que os hablábamos al principio se debe a su alto contenido en vitamina A y C. Por lo que es recomendable para todas las personas pero, especialmente, durante el embarazo y la lactancia, si llevamos una dieta baja en grasas, en la vejez o en la infancia.

El potasio nos ayudará a combatir la hipertensión arterial y el riesgo cardiovascular, también es recomendable si sufrimos insuficiencia renal. Además, gracias a la pectina (fibra soluble) que contiene, favorece el tránsito intestinal, siempre y cuando lo consumamos en su punto de maduración. Su poder energético se los dan los hidratos de carbono en forma de azúcares complejos, aptos para diabéticos.