Hay una máxima que decía “come rápido y morirás joven”… o era “vive rápido y morirás joven”…. da igual… las prisas nunca son buenas y mucho menos en cuanto a alimentación se refiere.
Estamos acostumbrados a una sociedad donde la velocidad manda, tenemos trenes bala, fibra óptica, noticias en “tiempo real”, ascensores rapidísimos y… comida rápida… ¡NO! esto NO, comida rápida: ¡NO por favor! Comer es un placer, y tanto nuestro cuerpo como nuestra mente disfrutan cuando comen, tanto es así que cuando tenemos hambre estamos irritables y cuando queremos celebrar algo lo hacemos comiendo, cuando comemos nos ponemos contentos. Nuestras alegrías y a veces nuestras tristezas están ligadas al acto de comer. Así que deberíamos tomarnos el tiempo necesario para disfrutar comiendo.
Comiendo despacio disfrutamos el doble
¿Pero por qué es bueno comer despacio?: cuando comemos de forma pausada saboreamos mejor lo que estamos comiendo, disfrutamos el doble de los sabores de los alimentos, hacemos que nuestro estómago procese la información de que está lleno y nuestro cerebro diga: “ya no tengo más hambre” y así comamos lo que realmente necesitamos y encima nuestra digestión va a ser más ligera.
¿Cómo conseguir comer despacio?
–Dedicarle tiempo a la comida: 20/30 minutos, es el tiempo mínimo que dicen los expertos debe durar la comida, ese es el tiempo necesario para que nuestro cerebro y nuestro estómago se enteren de que estamos comiendo.
–Soltar el tenedor tras cada bocado: El tenedor no es un apéndice de nuestra mano, podemos soltarlo y no pasará nada. Si tomamos la costumbre de dejarlo sobre la mesa/plato cada vez que lo usamos conseguiremos comer más despacio y así disfrutar de cada bocado, saboreando mejor la comida.
–Apagar la televisión: Comer con la televisión puesta hace que no seamos conscientes de lo que comemos, y tal como está la programación seguro que hasta nos sienta mal la comida . Apaguemos la televisión mientras estamos comiendo y hablemos con las personas con las que compartimos la mesa, así además de comer socializaremos. Disfrutar de la comida y disfrutar de la compañía.
–Fuera teléfonos móviles: Los alimentos cocinados son bonitos, siempre se ha dicho que también se come con la vista, pero si nuestros ojos están pegados a la pantalla del teléfono móvil nos perdemos gran parte del disfrute de la comida, así que una buena idea sería poner inhibidores de frecuencia en los comedores o al menos dejar los terminales en el dormitorio.
–Comer sentados: Cuando comemos sentados, con un mantel y con una mesa bien puesta, disfrutamos mucho más de la comida que cuando comemos de pie o con una bandeja. Tomemos unos minutos en poner la mesa. Es como si a un buen cuadro le ponemos un mal marco, no luce igual.
–Masticar los alimentos: La digestión de los alimentos comienza con la masticación, así que usar los dientes y masticar la comida ayuda a tener digestiones menos pesadas y a paladear mejor lo que comemos ya que se mezclaran los sabores de los alimentos con nuestras papilas gustativas. Engullir la comida además de hacernos comer más, provoca digestiones muy pesadas y en ocasiones acidez.
–Beber agua: La jarra de agua en la mesa, beber agua mientras comemos nos hace tener comidas más pausadas, si cada vez que suelto el tenedor aprovecho y bebo agua estaré reposando la comida, conseguiré hidratarme y además facilito la digestión. ¡Además el agua marida con todo!
“Y es que comer despacio, como dijo alguien, si no alarga la vida la hace más agradable”.
Pero parece que a veces se nos olvidan estas cosas, y volvemos a caer en las prisas, en la velocidad impuesta por la sociedad y eso lo trasladamos al mundo de la mesa: comida rápida, restaurantes de comida rápida, música rápida en restaurantes de comida rápida para comer comida rápida…¡estrés de vida y estrés de comida, nos estamos volviendo locos!. Te propongo un experimento para esta noche: prepara una cena rica, pon un mantel bonito, apaga la televisión, pon algo de jazz y disfruta de la compañía… Mañana seguro que repites. 😉