A veces es difícil detectarlo porque vivimos en una sociedad completamente estresada, todo el mundo a nuestro alrededor lo está. Nosotros también lo estamos, nos hemos adaptado y lo hemos normalizado. Se llama ‘supervivencia’ que, según la RAE, significa “acción y efecto de sobrevivir”. Pero ¿te vas a conformar con sobrevivir? ¿Sabes cómo afecta a tu familia tu estrés? Te contamos cómo combatir el estrés.
Una gran mayoría de los conflictos familiares vienen causados por el estrés. Y es que cuesta desconectar al llegar a casa después de un largo e intenso día de tensiones profesionales o sobrecarga de trabajo. El ritmo de vida que esta sociedad impone no es saludable. Tienes que aprender a rebajar la tensión o, al menos, a desconectar al terminar la jornada. Si no lo haces por ti y tu salud, hazlo por la de tu familia.
¡Se acabó el trabajo por hoy!
El reloj marca la ansiada hora en la que acaba tu jornada de trabajo y, ahora, ¿qué? Te damos pistas de cómo combatir el estrés.
- ¡Sal a tu hora! Salvo catástrofe impredecible, cuando llega la hora en la que acaba tu jornada, debes irte a casa. De lo contrario, te sentirás culpable por robarle tiempo a tu familia y, además, llegarás exhausto a casa sin ganas de charlar con tu pareja ni paciencia para jugar con tus hijos.
- Es fundamental que al salir de tu trabajo no lo haga solo tu cuerpo, tu cabeza también debe ‘salir’. Nunca, nunca te lleves trabajo a casa. Las preocupaciones, decisiones o problemas que no hayas podido resolver hoy, apárcalas hasta mañana.
- Para desconectar es necesario que cambies radicalmente de actividad. Ir al gimnasio, una clase de baile o pintura, una peli en el cine, tomar un refresco con un amigo o, simplemente, volver a casa andando, te ayudará a liberar tu mente del trabajo.
Hogar, dulce hogar
¿Te has dado cuenta de cuántas veces lo primero que haces al entrar en tu casa es quejarte por lo cansado que estás? ¡Nooo, eso no puede ser lo primero que digas! El estado de ánimo es contagioso, especialmente, en los niños que son como esponjas.
- Sonríe. Que lo primero que reciba tu familia de ti sea una sonrisa y una frase positiva.
- Cambia el chip. Si no has conseguido desconectar por el camino, date una ducha y ponte cómodo. Después de una ducha uno se siente liberado y todo se ve con mejores ojos.
- Disfruta del ritmo lento. En casa ya no tienes a tu jefe metiéndote presión. Así que, respira y baja el ritmo. Fomenta en tu familia (y en ti) la tranquilidad, la relajación y el lenguaje afectuoso.
- Disfruta de tu familia. Ya tienes bastantes obligaciones en el trabajo. Por tarde que llegues a casa, reserva tiempo para el ocio con tu familia. Para una convivencia armoniosa es fundamental conversar, compartir las experiencias del día, jugar, preparar la cena entre todos o leer un cuento y, por supuesto, sentarse a cenar toda la familia junta.
- Armoniza el ambiente. Haz que tu casa sea un lugar agradable y relajante. Utiliza luces cálidas, pon música tranquila de ambiente, mantenla ordenada, procura que esté a una temperatura agradable, decórala a tu gusto, pon plantas y flores… Todo lo que tú y tu familia necesitéis para sentiros a gusto en casa.
- Medita. Si tu estrés es tan grande que no consigues desconectar al llegar a casa, puede ser bueno que hagas media hora de meditación a solas en la oscuridad de tu habitación o realizar ejercicios para relajarse toda la familia junta.
Ya sabes cómo combatir el estrés. Si después de seguir todas estas recomendaciones para librarte del mal humor provocado por el estrés del trabajo, no consigues liberarte al llegar a casa es que ¡necesitas vacaciones!