
Crocante, fundido y meloso. Tres adjetivos que definen el gratinado perfecto y con los que se nos hace la boca agua. Te contamos cómo conseguir el gratinado ideal para tus platos.
La materia prima importa
Obtener un gratinado perfecto es la mejor manera de convertir un plato sencillo en un plato sublime. Para conseguir la fina capa crujiente y dorada de queso que buscamos necesitaremos dos ingredientes fundamentales: queso y pan.
No todos los tipos de queso son óptimos para gratinar. Los más recomendables son los de un contenido graso entre medio y alto. La clave está en mezclar quesos menos grasos con otros más grasos, para que se consiga al mismo tiempo cierto grado de fundido y de crujiente. Mezclas como el parmesano con el emmental funcionan bien y logran la textura deseada.
El pan también es clave. Si el pan ya lleva varios días en tu cocina y es un pan de calidad, podrás aprovecharlo para rallarlo y agregarlo a tus gratinados. Además de ser más económico que el industrial, gana en textura. Traducido en el horno: ¡más crocante!

Rallar el pan de otros días es una forma de aprovechar alimentos y ganar textura en nuestros gratinados.
Con estas bases, pasamos a los trucos:
1. Agrega a tu mezcla de quesos una cuchara sopera de pan rallado.
2. Si quieres dar un toque diferente a tu plato, aromatiza la mezcla. Algunas especias como el orégano, el romero o el tomillo pueden darle a nuestro plato un increíble toque aromático. Si te gusta el toque picante y sabroso, prueba a añadirle pimienta, pimentón o comino. Si prefieres que quede más fresco, agrega la ralladura de medio limón.
3. Una que vez que tienes la bandeja lista, pasamos a preparar el horno. En general, para gratinar sólo debes seleccionar la opción grill. Si tu horno no la tiene, selecciona una temperatura alta sólo en la zona de arriba.
4. Con el horno precalentado introduce la bandeja hasta que el color dorado salga a relucir. Comprueba que la textura es crujiente. Si el sonido que desprende es un “crunch”, ¡tu plato estará listo! Pero ojo, si el color del gratinado te dice que está perfecto, pero aún le falta para quedar bien cocido, cúbrelo con una hoja de papel aluminio para que no se queme.
Gratinados para todas las dietas
Solemos asociar el gratinado a enormes fuentes de macarrones o a patatas asadas. Sin embargo, también puedes gratinar platos más light como verduras o sopas.
Si lo que quieres gratinar son verduras con bechamel, te proponemos una receta de esta famosa salsa más light. En una sartén sofreímos la harina de avena integral con un chorro de aceite de oliva y vamos añadiendo leche vegetal hasta obtener una bechamel no demasiado espesa, la salpimentamos y lista para nuestro gratinado.
También puedes gratinar sopas. Para ello agrega crotones de pan, una pizca de bicarbonato y queso. El bicarbonato evita que el pan se hunda y éste, a su vez, mantiene el queso arriba.
Ahora que tienes los trucos y diferentes alternativas de platos, ¿a qué esperas para sorprender a tus invitados?