Llega el verano, el calor y, con ello, cambiamos nuestra dieta: añadimos alimentos frescos y ligeros pero, también, un clásico de la temporada: el pescaíto frito. Será porque nos recuerdan a las vacaciones en la costa, al olor, la sal del mar y al calor, ¡pero qué difícil resulta a veces hacerlo en casa!
Y es que muchas veces, salimos a por pescado con la intención de emular esa perfección andaluza de la fritura, pero vemos que el resultado no es el mismo: se quema por fuera, en boca resulta seco, no cruje… Hoy te damos las claves para conseguir una fritura perfecta: crujiente por fuera y jugosa por dentro.
La fritura perfecta existe
En primer lugar y aunque parezca una obviedad, es muy importante que el pescado que vamos a cocinar sea fresco. Igualmente, hay que limpiarlo lo mejor posible para que, en el plato, resulte lo más sencillo posible de comer. Así que, de camino al mercado, apunta estos dos tips para indicar a tu pescadero.
Una vez dispongas del producto fresco y limpio, tenemos varias opciones:
Enharinado:
Para comenzar, asegúrate de que el pescado esté bien escurrido y seco para evitar grumos en el rebozado, lo que te procurará un buen resultado con esta técnica. Además, es tan importante enharinarlo como eliminar el exceso de harina, dejando el pescado en cuestión con una fina capa que lo cubra. Ve calentando aceite abundante mientras realizas este proceso, ya que deberá estar bien caliente cuando introduzcas el producto. Los pescados pequeños son ideales para cocinar de esta forma.
Rebozarlo:
El proceso es similar al anterior, aunque, además, deberás pasarlo por huevo batido antes de freírlo. También puedes hacerlo en un solo paso, mezclando la harina con huevo o incluso con otro ingrediente líquido: cerveza, agua con gas… ¡Es ideal para rebozar piezas grandes de pescado como la merluza! En cualquier caso, procura que el aceite esté bien caliente antes de introducirlo.
Ahora que ya tenemos las manos en la masa, deberemos llevar la técnica a ejecución con un buen aceite de oliva virgen extra, que sea nuevo y esté limpio. ¡Nada de reutilizar en este caso si queremos un resultado espectacular! El truco para que el pescado quede crujiente por fuera y sabroso por dentro es, además de la cantidad (la suficiente para que cubra la pieza) la temperatura, de entre 150 y 180 grados. Si tienes demasiadas piezas de pescado, no lo frías a la vez, ¡mejor por tandas! De esta forma evitarás que se peguen entre sí o la temperatura del aceite baje.
El restaurante en casa
¡Ya casi lo tenemos! Cuando el color se vuelva dorado, (cuidado con que se queme), ya podemos retirarlo y dejar reposar unos minutos para retirar el exceso de aceite con papel absorbente. ¡No lo dejes demasiado tiempo! El pescaito frito se debe comer recién hecho. ¿El toque final? Unas gotas de limón sobre el producto.
¿Y con qué podemos acompañar este delicioso plato? Aprovecha para preparar una ensalada bien fresquita, ideales para combatir el calor en esta época del año o una ensaladilla rusa a tu manera. El resultado, ¡espectacular!