Acabamos de entrar en la época de las granadas pero, generalmente, no las disfrutamos como deberíamos. Es un fruto exquisito, que nos suele dar pereza comer por la dificultad para desgranarlo sin ensuciarnos las manos y sin romper los granos. Hoy te vamos a enseñar un método rápido y fácil para limpiar una granada.
Fácil, rápido y limpio
Ya sabemos que el jugo de las granadas nos tiñe las manos y uñas, y que tenemos que tener cuidado con las salpicaduras en la ropa, porque son difíciles de quitar. Pero no podemos dejar de disfrutar de su sabor y de sus propiedades. Con el método que te vamos a mostrar hoy, evitaremos esto y sacaremos los granos enteros sin perder nada de su jugo.
Lo primero es elegir una granada bien madura. Sabremos que lo está cuando su piel tenga un color rojo oscuro tirando a marrón, cuando resulte lisa y brillante. Es preferible escoger las granadas más grandes porque estarán más jugosas. Las pequeñas pueden estar secas.
Una vez elegida nuestra granada, solo necesitamos un cuenco o ensaladera honda y un mazo de mortero o cuchara. Partimos la granada por la mitad, a lo ancho, colocamos una de las dos mitades sobre la palma de nuestra mano con la cáscara hacía arriba, situamos nuestra mano encima del cuenco, comenzamos a golpear con el mazo la cáscara con toques secos y repetitivos.
Podemos ver cómo van cayendo los granos enteros sin perder nada de su jugo. Tenemos que seguir golpeándola por toda la superficie. Si se nos resistiera, hacemos unos pequeños cortes a lo largo, tratando de formar una ‘flor’ en la parte de la cáscara que veamos más gruesa pero sin alcanzar los granos, y volvemos a golpearla hasta que caigan todos. ¡Solo así tendremos los granos en el cuenco y las manos limpias!
La granada en la cocina
Aunque la granada sea deliciosa masticando sus granos o bebiendo su zumo, existen un sinfín de recetas con las que podrás sorprender a tus comensales. Por ejemplo, como postre podremos presentarla con azúcar y vino tinto. Si hubiera niños pequeños, podemos sustituir el vino por zumo de limón o naranja. En una ensalada de escarola o rúcula, la granada será el complemento perfecto junto a unas nueces. ¡Hay mil variantes por idear! También, podemos elaborar una mermelada de granada y naranja, ¡deliciosa para acompañar un bizcocho o tarta de queso!