Evitar el sedentarismo es, sin duda, uno de los hábitos más importantes a adquirir si quieres cuidar de verdad tu salud. Pero si eres de los que creen que para evitarlo es necesario hacer sesiones interminables en el gimnasio o correr once kilómetros todos los días… ¡estás equivocado! Aunque tengas una vida poco activa, tú también puedes adaptar el ejercicio a tu cuerpo, pero poco a poco.
Para plantarle cara al sedentarismo podemos comenzar con prácticas tan sencillas como éstas:
- Elijamos siempre las escaleras. Subir unos escalones en la oficina, en casa o al ir a un centro comercial es mucho más beneficioso. Así, además, dejaremos el ascensor libre para las personas que de verdad lo necesiten.
- Intentaremos caminar unos 30 minutos al día de forma continuada. Aprovechemos los parques y jardines cerca de casa o del trabajo y, si es posible, coordinémonos con algún vecino o compañero para quedar, así podremos conversar mientras tomamos el aire, estiramos las piernas y tonificamos los músculos.
- Siempre será preferible hacer los trayectos andando, pero si nos vemos obligados a coger el coche, intentaremos aparcar un poco más lejos de la cuenta y continuar a pie. ¡Tus piernas te lo agradecerán!
- En caso de usar transporte público, podemos bajar dos o tres paradas antes de llegar a la parada de destino y seguir caminando hasta llegar al final. Seguro que es un paseo agradable.
- Aprovecharemos el tiempo libre para realizar alguna actividad física que implique movimiento, como senderismo o montar en bicicleta.
Ya no hay excusas para quedarse todo el día sentado frente al ordenador o en el sofá, con el mando de la tele. Anímate, actívate y pon en marcha alguna de estas propuestas u otras muchas que se te puedan ocurrir. ¡Es muy saludable y tu cuerpo y mente te lo agradecerán!