Granitos, sequedad, falta de vitaminas, manchas… Después del verano, nos planteamos cómo cuidar la piel. La piel se deshidrata y se vuelve algo más gruesa para defenderse de las radiaciones solares ante las que nos exponemos durante la etapa estival.
La piscina, la playa, los cócteles en las terracitas y las siestas interminables son recuerdos que, seguro que aún guarda tu memoria, pero en tu piel también han quedado las huellas del verano. Para ello, queremos que tu piel se mantenga igual de cuidada y radiante que a principios del verano. ¡Toma nota!
La vitamina C es el antioxidante más extendido. Las frutas, verduras y zumos naturales proporcionan a la piel efectos beneficiosos, actuando en profundidad sobre las células que combaten el proceso oxidativo. También existen ampollas de esta vitamina que puedes aplicar en la cara diariamente. Con esta ampolla y un zumo de naranja recién exprimido, ¡tendrás la dosis suficiente para comenzar el día con energía!
También, es muy aconsejable aplicar fotoprotector diariamente para evitar las manchas. Aunque el índice UVA haya disminuido, el sol sigue llegando y alcanza nuestra piel contribuyendo a dañarla.
Cómo cuidar la piel de ella
Con una limpieza conseguiremos una piel más suave y luminosa. Una manera de hacerlo en casa se consigue mezclando una cucharada de avena, media cucharada de yogurt, una cuchara pequeña de jugo de limón, otra de naranja, otra de zanahoria, y por último una cucharadita de aceite de oliva. Una vez que la hemos removido, puedes aplicar durante 15 minutos con una almohadilla y enjuagar con agua fría inmediatmanete después.
Y si queremos conseguir una limpieza profunda -tanto facial y corporal-, lo mejor es exfoliar la piel. Puedes hacerlo de muchas maneras y con diversos productos pero el más común es el exfoliante de azúcar. ¿Cómo prepararlo? Mezcla una cucharada de azúcar y tres cucharadas de agua caliente y asegúrate de que el azúcar se ha disuelto bien, ya que puede dañarte la piel. Masajea suavemente y enjuaga con agua calientita. ¡Voilà! Se te quedará la piel más suave que la de un bebé.
Cómo cuidar la piel de él
El momento del afeitado puede convertirse en una auténtica tortura y más si la práctica es diaria. Para ello, puedes preparar la piel para minimizar el riesgo de irritación. ¿Cómo? Puedes humedecer la barba con agua caliente, antes de afeitarte y, de este modo, la piel se ablandará facilitando la apertura del poro y logrando un afeitado más apurado.
Si decides quitarte la barba tras llevar una larga temporada sin hacerlo, puedes cuidar la piel de manera especial con un buen peeling. Con un gel exfoliante suave y una crema dermo-reparadora será suficiente.
Y si se te enquistan los pelos, puedes exfoliar el cutis una vez por semana, facilitando la renovación celular de la piel. ¡Mano de santo!
Si tienes algunos síntomas más graves en tu piel, tu dermatólogo te aconsejará el tratamiento médico más adecuado y te orientará acerca de qué cosméticos debes utilizar para limpiar, exfoliar, hidratar y tratar mejor tu piel.