Es tiempo de calabazas. Aprovecha todas sus propiedades.

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Son típicas de otoño e invierno, pero no dejan de maravillarnos por sus propiedades. Poseen excelentes valores nutricionales y su sabor dulce y textura cremosa nos permite elaborar múltiples, nutritivas y diversas preparaciones que encantan a toda la familia.

Como dato, el origen de su consumo se podría remontar a los Mayas, que, como otras grandes culturas de América, reconocían su gran valor alimenticio y medicinal, y junto al maíz, era uno de los alimentos más comunes en su dieta ya desde tiempos ya remotos.

Como es un alimento digestivo y ligero, y tiene además mucha agua y pocas calorías, es ideal para conseguir una alimentación equilibrada. Se puede hacer un calmante con su pulpa para todo tipo de inflamaciones del intestino o del estómago. Desde muy antiguo se ha usado, por la medicina popular, como ayuda para combatir los síntomas de la gastritis crónica o el síndrome de colon irritable.

Para su utilización en la cocina es importante siempre utilizar alguna materia grasa en su preparación, pues la necesitan para su buena absorción y aprovechar bien sus beneficios nutricionales. Pueden conservarse muy bien muchas semanas si están enteras. Si la cortas, es necesario consumirla al día siguiente y guardarla en la nevera con un plástico o en un tupper.

Tienes muchas formas de comerla:

Pruébala al Vapor. Es la forma más sana y natural de consumirla. Y como es la menos destructiva con la calabaza, para mantener los nutrientes es una de las mejores opciones.

Salteada. Una buenísima opción, pues al cocinarse en teoría “poco”, el impacto en los nutrientes de la calabaza no es muy alto.

Hervida. Una de las formas más habituales de cocinado es hirviendo o cociendo. Con 12 o 15 min aproximadamente, hasta que los trozos estén blandos tendrías suficiente. Y solo tendría que sazonar con aceite, hierbas y especias. Y lista.

¡Ojo! Porque si elegimos esta opción podemos conseguir, por efecto, del agua, una pérdida de nutrientes pequeña. Por eso, es importante ajustar una cantidad pequeña de agua, echar la calabaza cuando el agua ya esté hirviendo y controlar bien el tiempo de manera que no se nos pase.

Asada u horneada. Es la técnica ideal para mantener el color y sabor de la calabaza intacto. Pero tendremos que ir con algo más de cuidado. Pues esta es una de las opciones en las que más se plantea la pérdida de nutrientes. Por ello, lo que más se recomienda es hornear con temperaturas altas y por poco tiempo. Y si es posible, que la calabaza esté cortada en trozos grandes

Os recomendamos que para poder sacar todo el partido y beneficio de todas sus cualidades lo mejor es no pasarse con esta técnica e ir más a hervidos y vapores.

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Para postres y snacks. ¿Qué tal un helado? Atrévete y sorpréndete.  Pruébalo no te arrepentirás. ¡¡Seguro que repites!! Llama la atención por su textura y sabor y por lo sencilla que es la receta, ya que solo necesitas 4 ingredientes: calabaza asada, leche vegetal, canela y sirope de ágave. ¡Libre de gluten, lácteos y azúcar refinado!

¿Y las semillas? ¡¡No las tires!! ¡Si las tuestas o asas con un poco de aceite, sal y cualquier combinación de especias que desees, tienes un snack supersaludable!

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