Las Fallas de Valencia son mundialmente famosas pero, si crees que son la única festividad nacional en la que el fuego es el gran protagonista, estás muy equivocado. Más allá de las hogueras de San Juan con las que se da la bienvenida al verano en diferentes puntos de nuestro país, en Pirineos se celebra una fiesta en la que el fuego se convierte en amo y señor de la noche. Es la llamada Fiesta del fuego o Fallas del Pirineo. ¿Quieres saber más?
Patrimonio Inmaterial de la Humanidad reconocido por la UNESCO en 2015, la Fiesta del fuego de Pirineos es una tradición ancestral con la que diversas localidades españolas, francesas y andorranas celebran el solsticio de verano.
Un total de 63 localidades pertenecientes a Aragón, Cataluña, Principado de Andorra y el sur de Francia en las que, durante una noche cargada de magia, se llevan a cabo múltiples ritos en torno al fuego.
Fallas del Pirineo
El próximo 23 de junio y como cada noche de San Juan, los vecinos de las regiones de Sobrarbe, La Ribagorza, Alta Ribagorza, Berguedá, Pallars Jussá, Pallars Sobirá y La Val d’Aran, entre otras, descienden desde las zonas más altas de sus respectivas localidades, portando antorchas artesanales encendidas. Con ellas, trazan imaginativos dibujos en el aire, danzan o encienden una enorme hoguera en el centro del pueblo.
Cada zona y cada pueblo pirenaico tiene sus propias particularidades en la celebración de la Fiesta del fuego, dándose el caso de que, en algunas de ellas, estos ritos que pasan de generación en generación simbolizan también el paso a la vida adulta, la purificación o la fertilidad.
Dentro de las particularidades de las celebraciones en cada municipio, también se da el caso de que se asignen funciones específicas a determinadas personas. De este modo, en algunos municipios el alcalde es el encargado de encender la primera de las fogatas, mientras que en otros corresponde a la autoridad eclesiástica la labor de alumbrarla o bendecirla. En otros puntos, a un lado u otro de la cordillera pirenaica, el honor de encender el fuego y encabezar la marcha de descenso desde el Faro, corresponde al vecino casado más recientemente.
Pero no todo en las Fallas del Pirineo es fuego, tradición y ritos. Como celebración que sirve también de oportunidad para regenerar y estrechar vínculos sociales, así como fortalecer los sentimientos de pertenencia e identidad; la Fiesta del fuego suele ir acompañada de comidas colectivas, cantos y bailes folclóricos.
Una vez finalizada la noche y con el sol despuntando ya por los picos de la cordillera, los vecinos recogen las brasas y cenizas de las fogatas para proteger con ellas sus huertos y hogares hasta el año próximo. ¡Feliz solsticio de verano! 😉