Hoy en día podemos conseguir productos de una manera rápida y ya nos hemos acostumbrado a adquirirlos a un simple golpe de clic. Y hoy queremos hablar de la responsabilidad para mejorar la sostenibilidad, pero como consumidores también podemos aportar nuestro granito de arena para decorar nuestras casas también de un modo responsable.
¿Qué tenemos que saber a la hora de comprar?
La creciente conciencia social es algo que podemos comprobar, pero quizás hemos asumido que las grandes marcas de diseño tienen la mayor responsabilidad en mejorar el impacto medioambiental de sus productos. Aun así́, tenemos un deber con el medio ambiente como consumidores que es posiblemente más importante. ¿Qué tenemos que hacer para conocer el impacto real de los objetos que usamos? ¿Qué deberíamos investigar?
Para reducir lo máximo posible ese impacto ecológico, por ejemplo de una silla, esta debe estas fabricada para tener una vida útil lo suficientemente larga como para amortizar su fabricación. Por eso es importante que nos decantemos siempre por materiales lo más duraderos posible y adaptados a cada necesidad.
El origen de los productos
La procedencia de un producto puede darnos una pista sobre su impacto en relación con las emisiones del transporte si hablamos de materiales que tienen que ser transportados desde lugares muy lejanos. Pero atención, porque un lado tenemos el dónde se fabrica el producto y por otro lado tenemos la procedencia de cada uno de sus componentes y materiales. Esto último es importante como decimos porque ese mismo material ha podido recorrer muchos kilómetros hasta llegara fabrica con lo que ya hemos estado contaminando desde antes de su fabricación.
Cuando el origen del material no está́ claramente indicado, los consumidores responsables podemos pedir al fabricante el Certificado de Origen del material, y, si se trata de madera, también el certificado FSC® y de Extracción Legal, documentos que demuestren que el bosque de origen cumple estándares medioambientales adecuados.
Reutilizar, restaurar, reciclar o incluso vender
La forma más sostenible de consumo es, algo tan simple, como consumir menos. ¿Qué podemos hacer para lograrlo, ahorrándonos, además, un gasto extra? Hay alternativas
Si tu sofá ha envejecido, ya no es cómodo como hace quince años y el tejido ya no te gusta, toma nota de estas alternativas. Una muy buena opción es localizar a un tapicero que pueda restaurar el relleno, utilizando materiales naturales y tradicionales.
En el caso de que hayas encontrado un nuevo diseño, y ya estás completamente decidido a cómpralo, aquí te presentamos varias opciones sostenibles.
Una es la de ofreceré mi sofá a un restaurador que lo pueda arreglar y vender, o quizá́ lo puedas vender tú mismo si está en buen estado.
Si ha pasado ya su vida útil puedes investigar la forma más eficaz de reciclarlo. Si el fabricante aún existe es probable que lo pueda desmontar en su fábrica, o quizás tu barrio tenga un centro de reciclaje que acepte objetos grandes.