Como bien sabrás, es muy importante prestar especial atención al estado de nuestra microbiota intestinal para el bienestar y la salud de nuestro organismo. ¿Sabías que el almidón resistente de la patata puede ser un gran aliado para cuidar de nuestras bacterias intestinales?
¿Qué es el almidón resistente?
Las bacterias que habitan en nuestro intestino nos ayudan a digerir y a descomponer algunos alimentos. También influyen en el sistema inmunitario, controlan nuestro metabolismo, nuestro sistema nervioso y hasta pueden prevenir patologías. Pero para ello debemos alimentarlas bien a través de buenos ingredientes y, sobre todo, de almidón resistente. Estas bacterias forman una microbiota que hay que mantener equilibrada. Por lo que hay que alimentar a las llamadas bacterias buenas.
El almidón es un tipo de carbohidrato presente en muchos alimentos, entre ellos, la patata. Al cocer la patata el almidón se transforma y se hace biodisponible, lo que significa que lo absorbemos más fácilmente. Con ello suben nuestros niveles de azúcar en sangre, así como el índice glicémico. La glucosa es absorbida en el intestino y utilizada por el organismo para generar energía o almacenarla en forma de glucógeno.
Pero todo esto cambia cuando esa patata se deja enfriar. La estructura del almidón se modifica y es cuando se forma el llamado almidón resistente. Lo que significa que resiste al proceso digestivo y llega al colon, donde sirve como alimento a las bacterias. El almidón se convierte en prebiótico, sustancia que estimula el crecimiento y actividad de las bacterias buenas del intestino, generando beneficios para el organismo.
Beneficios del almidón resistente
Tiene múltiples beneficios como el de estimular el crecimiento de la microbiota intestinal, mejorar el metabolismo o disminuir los niveles de glucosa en sangre después de comer. Consumir frecuentemente almidón resistente mejora la salud y la mucosa intestinal, ya que actúa como un prebiótico para las bacterias, las alimenta y evita el crecimiento de las bacterias perjudiciales.
La saciedad aumenta con el consumo de almidón resistente, pues los ácidos grasos que se generan en el intestino grueso durante la fermentación potencian las hormonas que controlan el apetito. Además de que este tipo de almidón contiene la mitad de calorías que el almidón normal, por lo que puede suponer una ayuda en el control de peso.
Cómo cocinar la patata
Una de las mejores maneras de comer la patata es en ensaladas. De este modo el almidón de la patata se convierte en el mencionado almidón resistente.
Lo único que tienes que hacer es hervir u hornear la patata con piel para después dejarla enfriar en la nevera, unas 4 horas, antes de comer.
Si quieres consumir almidón resistente y ofrecérselo a tu microbiota te presentamos una ensalada tibia de patata, fácil y deliciosa para este verano.
Primero asa o hierve las patatas enteras con la piel, para garantizar que se oxiden cuando permanezcan en frío. Después de 24 horas en frío, pélalas y trocéalas para pasar a calentarlas ligeramente de nuevo y mezclarlas con zanahoria, pepino y setas saltadas con un puñado de piñones. ¿Con qué plato las combinarías tú?