Es época de vendimia. El proceso que va del campo a la botella.

La elaboración del vino, también llamado vinificación como se conoce a este proceso, sigue una serie de pasos que se inician con la recolección de las uvas ya maduras en el viñedo, la vendimia y termina con el embotellado y la crianza o maduración del vino en la botella. Ahora te contaremos como se llevan a cabo estos procesos.

La vendimia

La cosecha de uvas en los viñedos suele comenzar entre agosto y octubre. ¿Cómo se sabe determinar el inicio de la vendimia? Los viticultores utilizan una serie de parámetros o señales en las uvas. Y es que el color de la uva va cambiando del verde intenso a un amarillo o dorado en el caso de la uva blanca y de un rojo a morado violáceo en el caso de las uvas tintas. Otro parámetro a medir es la concentración de azúcar en la pulpa de las uvas. A mayor cantidad de azúcar, mayor nivel de alcohol en el vino.

La vinificación

Una vez se ha cosechado la uva, se llevarán a las bodegas donde comenzara el proceso de vinificación. Proceso que consiste en transformar el jugo de la uva, llamado mosto en vino.

Despalillado

Ahora será necesario separar los granos de la uva de la parte leñosa de los racimos, para evitar todo tipo de sustancias no deseable en el vino.

Fermentación

Una vez se han separado las uvas de los racimos, estas son prensadas o estrujadas, para que fluya el jugo de las uvas, llamado mosto, para pasar después a los tanques de fermentación.

Una vez hecho todo esto dará paso a la fermentación. Se trata de un proceso clave en la elaboración del vino, que consiste en transformar el azúcar del mosto en alcohol gracias a las levaduras, liberando gas carbónico.

Maceración con o sin piel

Primero de todo, para elaborar el vino blanco se debe separar la piel de las uvas del mosto. Sin embargo, para elaborar el vino tinto debe pasar a los tanques la mezcla de la parte liquida junto con la piel de las uvas, ya que el color del vino se obtiene precisamente de la piel de las uvas, llamada hollejos.

Una vez el mosto ha pasado al tanque, las levaduras inician el proceso de transformación del mosto en vino. Para este proceso las levaduras, unos hongos microscópicos, se alimentan del azúcar y lo transforman en alcohol etílico. Este mosto se dejará reposar en los tanques de fermentación durante un periodo variable según el tipo de vino que se quiera obtener.

Fermentación maloláctica

El siguiente paso es pasar el mosto del tanque a otro más pequeño para llegar a la fase de fermentación maloláctica, cuya función es reducir la acidez del vino y darle una mayor suavidad.

Embotellado

El siguiente paso dependerá muy mucho del tipo de vino que se quiera obtener.

Si queremos obtener un vino joven, fresco y afrutado, el vino que será blanco, se clarifica y se filtra para darle una apariencia limpia y brillante, y ya pasará directamente a la botella.

Si, lo que se quiere es un vino con más cuerpo, entonces el vino que será siempre vino tinto, se pasará a barricas fabricadas de madera de roble para que pase un periodo de crianza, donde permanecerá meses e incluso años. Una vez termine este periodo de crianza, el vino ya se clarifica y se filtra para pasar a ser embotellado, donde permanecerán por algún tiempo hasta que alcancen su punto óptimo de crianza.

Como puedes ver hacer vino es un proceso largo y laborioso. ¿Ya lo conocías o has podido asistir a ver cómo lo hacen?

¿Sabías que debes enfríar la patata cocida antes de comerla?

Los hidratos de carbono no deben faltar en una dieta saludable y equilibrada. Sí que es cierto que se deben priorizar los hidratos de carbono complejos. Tienen un componente muy beneficioso para nuestro organismo, el almidón. Te contamos cuál es la mejor manera de adminístralo. ¡Toma nota!

¿Qué es el almidón?

El almidón es un componente de los hidratos de carbono complejos que está presente en los tubérculos, legumbres y cereales. Así que, si dejamos enfriar estos alimentos antes de consumirlos, los beneficios se multiplican. Y es que, al enfriarse, ese almidón se vuelve resistente a la digestión, llegando así al colon. No se transforma en glucosa, sino en fibra, el alimento favorito de las bacterias que pueblan la microbiota intestinal.

¿Cómo obtenemos ese almidón resistente?

Si queremos obtener un almidón resistente de tubérculos, cereales y legumbres lo primero que hay que hacer es cocinar el alimento, ya sea hervido, horneado o cocido. En el caso de tubérculos es mejor cocinarlos con la piel para minimizar la perdida de almidón.

Una vez esté cocinado, dejar enfriar para que se forme el almidón resistente. Y una vez se han formado esas moléculas que conforman el almidón resistente podremos añadir el ingrediente a nuestras recetas. No hace falta comerlo frío, ya que se puede volver a calentar, no mucho, y las moléculas del almidón resistente no se romperán.

¿Y a ti, cómo te gusta comer los hidratos de carbono complejos?