
¡Ritual de verano! Echarnos crema solar, llevar gorra, sombrero o pamela (¡será por modelitos!) y beber mucha agua, zumos y batidos naturales, para estar bien hidratados. Estos son algunos de los hábitos que seguimos durante los meses de verano para protegernos del sol y de las altas temperaturas que cada año nos azotan con más fuerza.
Pero… ¿De verdad estás seguro de estar totalmente protegido del sol? Lo cierto es que, para disfrutar del verano sin ningún riesgo, nuestros ojos también necesitan unos cuidados muy sencillos pero que, en muchas ocasiones, pasamos de largo.
Aunque debemos cuidar nuestros ojos durante todo el año, es durante la época estival veraniega cuando tenemos que tomárnoslo un poquito más en serio.
El aire acondicionado puede producirnos sequedad en los ojos y el cloro de las piscinas o la sal del mar, irritación y escozor. Sí, son muchos los factores que se ponen de acuerdo para que los tengamos en cuenta durante estos meses pero, sin duda, es el sol el que se lleva el primer premio.
La radiación del sol en verano es superior a la del resto del año. Esto quiere decir que los rayos ultravioleta tienen un índice más elevado y pueden provocarnos problemas en las partes más sensibles del cuerpo como la piel y los ojos y producirnos lesiones tempranas, cataratas, conjuntivitis o degeneración de la retina.
Y si esta protección es importante para nosotros, todavía lo es más cuando se trata de los niños. Es verdad que los más pequeños de casa no están muy acostumbrados a llevar gafas de sol, pero hay muchos modelos divertidos que te ayudarán a que cojan el hábito… ¡Luego no se las querrán quitar! Como casi todo, los ojos de los más pequeños son mucho más sensibles y su protección puede ser decisiva para su correcto desarrollo.
Es en este momento cuando tenemos que concienciarnos de que llevar unas gafas de sol va más allá de ir a la moda, porque tienen la función vital de proteger nuestros ojos de las radiaciones nocivas del sol. Es fundamental elegir bien el tipo de gafas, siempre teniendo en cuenta que la calidad de los cristales sea óptima, testados por una autoridad sanitaria y con los filtros imprescindibles (radiaciones infrarroja y ultravioleta).
Este verano antes de salir de casa cogerás el monedero, el móvil, las llaves y… ¡las gafas de sol para proteger tus ojos!