Juegos con los que enseñar a reciclar a los más pequeños

reciclar jugando | HCMN

Todos los días son buenos para intentar mejorar este hábito en familia. Reciclar los residuos es una responsabilidad que tenemos todos y cada uno de nosotros con nuestro planeta. Y, afortunadamente, parece que nos lo tomamos cada vez más en serio. Transmitir este hábito a los niños es fundamental para desarrollar su conciencia ecologista.

Aquí van algunos juegos para que los más pequeños vayan desarrollando hábitos ecologistas y valores de respeto a la naturaleza desde que son pequeñitos. Porque nunca hay edad para aprender.

Dibuja con los niños los cuatro tipos de contenedores que hay según el material reciclado: papel y cartón (azul), vidrio (verde), plástico, latas y briks (amarillo) y residuos orgánicos (naranja). Los contenedores se pueden recortar y pegar en un azulejo de la cocina. Alrededor de cada uno de ellos, los niños pueden pegar los objetos que previamente han dibujado y recortado y que pertenecen a cada contenedor: un periódico viejo en el azul, una botella de cristal en el verde, un cartón de leche en el amarillo o la raspa de un pescado en el naranja.

Los calcetines viejos son geniales para hacer caballos y serpientes. Hay que rellenarlos de telas inservibles (ropa rota que no se puede donar) o de papel de periódico. La cara se les hace con un rotulador, o recortando los ojos y la boca en cartulina y pegándolos después. Les encanta. ¡No falla! Con cajas de embalaje o de cartón que hayan venido del supermercado o de comprar zapatos se pueden construir circuitos laberínticos o pequeñas casitas. Pintar, recortar figuras y pegarlas… las posibilidades son infinitas cuando un niño le echa imaginación.

Con botellas de plástico podemos fabricar un juego de bolos. Necesitaremos varias del mismo tamaño. La bola se puede construir con el papel de plata de envolver los bocadillos.

Con las cajas de las porciones de queso podemos fabricar un juego de chapas gigante. Si las decoramos con pinturas de dedos tendremos un bonito resultado.

Podemos fabricar un palo de lluvia con una botella de plástico rellena de piedrecitas. Podemos pintarla después para que no se vea el interior.

Dos envases de yogur rellenos de piedrecitas con otros dos encima pegados se pueden convertir en unas maracas.

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Un hábito es un acto repetido regularmente que se convierte en costumbre, por eso, hablamos de la importancia de crear en los niños desde que son muy pequeños hábitos ecologistas. De esa forma aprenderán la importancia de reciclar y de reutilizar los objetos. Cuando somos pequeños, la mejor manera de aprender y fijar conocimientos es jugando, por eso, es fundamental que familiaricemos a los niños con juegos que fomenten el reciclaje. Estos juegos son una inversión de futuro para lograr adultos concienciados y respetuosos con el medio ambiente que ayuden a conservar la ‘salud’ de nuestro planeta.

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