Romanescu, la prima rara de las coles

Romanescu, la prima rara de las coles | HCMN

Han cambiado bastante las fruterías de hoy en día con respecto a las que veíamos de niños. Ahora nos ofrecen mayor variedad de frutas, verduras y hortalizas. Y entre esas nuevas hortalizas podemos encontrar el romanescu, eso que parece una coliflor llegada de otro planeta. ¡Os desvelamos sus secretos!

Aunque lo parezca, la col romanescu o romanesco no viene Marte, sino de Italia, que tiene mucho más glamour. Hay quien dice que es un híbrido entre la coliflor y el brécol, pero es una variedad verde de la coliflor mucho más bonita y decorativa. Y es que a los italianos les gusta disfrutar de la belleza hasta en la comida.

El romanescu es el claro ejemplo de que las matemáticas habitan en la naturaleza. Los expertos denominan a esta hortaliza ‘col fractal’ porque en su forma se cumple una ecuación matemática que se repite desde abajo y hasta la última punta. Es la secuencia Fibonacci que también se puede encontrar en los girasoles, en algunas conchas, en los copos de nieve, etc.

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Propiedades del romanescu

Al igual que la mayoría de las hortalizas, esta singular col tiene escaso contenido en proteínas, en carbohidratos y en grasas. Eso sí, la grasa que nos ofrece es rica en omega 3 y omega 6. Destaca por ser una gran fuente de vitamina C, con una ración de 100 g de romanescu obtendréis toda la vitamina C que necesitáis al día. También tiene vitamina K, que favorece la circulación sanguínea, y vitamina E, con efecto antioxidante.

Al igual que las coles de Bruselas, el romanescu contiene vitaminas del grupo B y ácido fólico, esencial en la creación de nuevas células y en la producción de glóbulos rojos y blancos. En cuanto a su aporte mineral, contiene en cantidad abundante potasio, fósforo, calcio, magnesio, hierro y manganeso.

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Romanescu, ¡a la cocina!

Romanescu…, ¿no os imagináis a un señor de la época del Imperio Romano? De hecho, el romanesco es un dialecto que todavía usa la gente en algunas zonas de Roma. Pero, vamos a lo que nos importa, ¿qué hacemos con esta col en la cocina?

  • En crudo. Se puede utilizar en ensaladas, en crudités acompañado de alguna salsa. Tendréis que lavarla bien y ponerla en remojo un rato antes de elaborar la ensalada. También la podéis añadir en las sopas o cremas a la hora de servirlas en el plato. De este modo, conserva todos sus nutrientes intactos.
  • Al vapor. Cocinado durante un breve tiempo al vapor disfrutaréis de su sabor, sus nutrientes y de su belleza.
  • Hervido. Simplemente cocido, solo o con otras hortalizas o verduras, rociado en el plato con aceite de oliva virgen extra, es una opción que no os defraudará.
  • Guisado. Es un ingrediente perfecto para añadir a un estofado de carne con verduras.
  • Salteado. Lo podéis añadir a los famosos salteados de verduras al wok o en la versión casera, en la sartén.

Cuanto mayor sea su tiempo de cocinado, menos bonito se verá. Si queréis aprovechar su original apariencia para decorar, elegid un plato que requiera el menor tiempo posible de cocinado para el romanescu y ¡sorprended a vuestros invitados!

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