Lo mejor de quedarse en Madrid en agosto es que no hay problemas de aparcamiento, encuentras mesa libre y los camareros te atienden enseguida, paseas por el centro sin parecer que estás participando en una yincana, no hay cola en el supermercado… Sin embargo, sucede un hecho sorprendente, ¡las verbenas tienen un ambientazo increíble! Porque, por si no lo sabes, agosto es el mes de las verbenas en la villa y corte. Si no te quieres perder ninguna, sigue leyendo.
Agosto es el mejor mes para disfrutar de Madrid. Si tienes la mala suerte de quedarte trabajando cuando todos están en la playa… ¡alegra esa cara! Del 2 al 15 de agosto se suceden las verbenas más cañeras de la capital, que no tienen nada que envidiar a fiestas más internacionales como San Fermín o Las Fallas. Acabarás tan exhausto después de las fiestas, que agradecerás la tranquilidad que se respira en la segunda mitad del mes. Dos semanas en las que podrás disfrutar de la ciudad a otro ritmo, más al estilo del ‘movimiento slow’.
San Cayetano y San Lorenzo
El periplo verbenero comienza con San Cayetano (7 de agosto) y San Lorenzo (10 de agosto). Al ser dos santos tan próximos en el calendario, se han unificado en una sola verbena. ¿No es irónico que, en plena temporada vacacional, celebremos San Cayetano, patrón del trabajo? Así son los madrileños: “más chulos que un chotis”. Su iglesia se encuentra situada en pleno Rastro, en la calle Embajadores. La iglesia suele pasar desapercibida para la mayoría de la gente, pero merece la pena pararse un rato a deleitarse con su arquitectura barroca. La de San Lorenzo se encuentra muy próxima, al comienzo de la calle del Doctor Piga, en el turístico barrio de Lavapiés. Lo que pocos saben es que este templo católico está construido en el solar en el que antes hubo una sinagoga.
Desde la plaza de Cascorro, recorriendo el Rastro y todo el barrio de Lavapiés, encontraremos chiringuitos, bares que sacan su barra a la calle, diversas actividades (concursos, escenarios con música en directo de diferentes estilos, batucadas, pasacalles, chotis, DJs, guerras de globos de agua…), terminando con puestos de comida y tómbolas en la calle de Argumosa. Durante el día y, especialmente, en las noches del fin de semana las calles y plazas se llenarán de madrileños (los de adopción también cuentan) y visitantes que le dan a la verbena un ambientazo divertido y sano.
La Verbena de La Paloma
Ésta es la más castiza de todas las verbenas madrileñas, y como tal no faltarán los chulapos y goyescos paseando por el barrio de La Latina. Si tenemos suerte, podremos ver a un grupo de chulapos y chulapas bailando chotis y pasodobles en cualquier placita. ¡Te sorprenderás!, el chotis no es un baile fácil y aburrido, es increíble lo que hacen los bailarines (teniendo en cuenta, que todos tienen ya bastantes primaveras a sus espaldas).
Para seguir con la parte más tradicional, podremos disfrutar de concursos de trajes castizos, música de organillo, zarzuelas, concurso de piropos castizos o de mantones de Manila, el ‘Salve a la Virgen de La Paloma’, la bajada del cuadro de la virgen en la Iglesia de la Virgen de La Paloma a cargo de los bomberos del parque próximo y la posterior procesión acompañada de la banda municipal.
Aunque ésta sea la verbena madrileña más castiza, el ayuntamiento de Madrid ha sabido atraer a jóvenes y niños con su programación: conciertos en varios escenarios (plaza de la Paja, plaza Mayor, Vistillas…), tómbolas, chiringuitos en los que no debemos dejar de probar la típica limonada (no es lo que parece… ¡atrévete!), ruta de tapas, bailes, concursos, exposiciones, circo, batucadas…