El verano llega a su fin y nuestros hijos empiezan a prepararse para volver al cole, de modo que pasaremos menos horas al día juntos y es posible que no podamos compartir la hora de la comida, bien porque la hagan en el comedor del colegio o bien porque la hagan con la persona que se encarga de su cuidado mientras nosotros trabajamos. Por tanto, vamos a aprovechar estos últimos días con los peques para enseñarles a comer sano.
Hay niños que son una maravilla comiendo, todo les gusta y dejan siempre el plato limpio. Pero hay otros que convierten la hora de la comida en una pesadilla. Si nuestro peque es uno de los segundos, tendremos que armarnos de paciencia y hacer uso de toda nuestra psicología pero, si seguimos los siguientes consejos, podremos enseñarles a comer sano.
- Algo básico es que los niños aprenden con el ejemplo. No podemos pedirles que coman alcachofas si nunca nos hemos sentado con ellos a comerlas. Es fundamental hacer con ellos todas las comidas que la jornada laboral nos permita, con la familia al completo sentada a la mesa y comiendo todos lo mismo.
- Hacer la compra con ellos y hacerles partícipes permitiendo que elijan (dentro del abanico que propongamos) qué verduras, frutas u otros alimentos vamos a comprar. Esto ayudará después a que se coman lo que cocinemos, porque es “lo que ellos eligieron”.
- Pedirles que nos ayuden a preparar la comida les involucra y les genera interés por probar lo que “ellos han cocinado”. No nos referimos solo a preparar un bizcocho o magdalenas, sino a la comida diaria. También podemos dejarles que algún día decidan ellos qué vais a cocinar.
- Mientras compramos, cocinamos o comemos, aprovecharemos para ir explicándoles las propiedades de cada alimento con creatividad. Por ejemplo, podemos motivarles contándoles que las zanahorias les darán el superpoder de la visión de larga distancia; que las espinacas y las lentejas tienen hierro y les harán tan fuertes que nadie podrá con ellos; o que las fresas y naranjas les hacen inmunes a los resfriados.
- Podemos diseñar una tabla en la que aparezcan todos los miembros de la familia y las raciones de frutas, verduras, carnes, dulces, etc. que se deben comer diariamente o semanalmente. En ella, nuestros hijos tienen que ir poniendo cruces según vayamos comiendo esas raciones y aquel que haya mantenido una dieta más equilibrada recibirá un premio al final de la semana. ¡A los niños les encantan los juegos con premio al final!
- Para ir introduciendo alimentos nuevos en su dieta podemos usar varios trucos. Lo primero es crear una norma: no podemos decir “no me gusta” hasta que no lo hayamos probado. Pero tengamos en cuenta que los niños necesitan probar los alimentos entre 10 y 15 veces para acostumbrarse a ellos. Por lo tanto y antes de darles un alimento nuevo y si sospechamos que no les va a gustar, se lo ofreceremos cuando tengan hambre, puesto que estarán más receptivos.
- Cuando definitivamente los peques rechacen un alimento, iremos probando distintas recetas cambiando la salsa o el acompañamiento, con el objetivo de hacerlo más atractivo y haciéndoles participar en su preparación. Tampoco es necesario que coman una gran cantidad de algo que les disgusta, pero sí habremos de vigilar que su dieta sea variada.
